El clarinete y la viola son instrumentos de timbre muy especial. En 1786 Mozart los unió logrando una sonoridad muy particular. 124 años más
tarde, el compositor Max Bruch, siguiendo la misma linea, escribió sus 8 piezas volviendo a unir estos dos instrumentos, pero imprimiendo su estilo romántico. Las obras de ambos compositores son muy relevantes en el repertorio de la música de cámara.